La
figura del profesional de referencia es una metodología de trabajo que se viene
aplicando en los servicios gerontológicos, sobre todo en los centros donde participan
en el cuidado diversos profesionales, con
el propósito de personalizar la atención y lograr una mejor coordinación entre
éstos. Es una figura que aunque ya se exige en nuestro país en distintas
normativas autonómicas, su conceptualización todavía es escasa y su aplicación bastante diversa.
Desde la ACP el profesional de referencia en un centro es quien vela por hacer efectivo un apoyo
personalizado desde un acompañamiento continuado en el día a día.
Para ello, ciertos cometidos cobran una especial relevancia, como el buen conocimiento
de la persona y su puesta en valor
(reconocimiento), la generación de un vínculo de confianza, el acompañamiento
en el plan de atención (proveyendo de los apoyos necesarios y velando por su adecuado
desarrollo) y la coordinación con el resto de profesionales.
Ejemplo tomado de: Cuadernos prácticos ACP nº 5, El profesional de referencia en centros (Martínez et al., 2014)
Sin embargo, los cometidos que vienen desarrollando los y las
profesionales de referencia no siempre
responden a los que desde la ACP se proponen para esta figura. Así lo pone de relieve el estudio
de la Universidad de Oviedo sobre la ACP en residencias y centros de día españoles (Martínez, 2016). Los datos referidos a residencias indican que a pesar
del habitual uso de esta metodología (el 71% de las residencias
encuestadas afirman utilizarla), sus cometidos más frecuentes tienen que ver
con tareas asistenciales concretas (por ejemplo, cortar las uñas, limpieza de
sillas de ruedas, etc.), mientras que otros como la comunicación con familias,
la generación de un vínculo de confianza con la persona usuaria o la
participación en reuniones del plan personalizado de atención tienen un menor
desarrollo sin poder considerarse consolidados.
Una pregunta que con frecuencia surge en el
ámbito aplicado es qué categoría profesional es la más adecuada. Dado que la figura del profesional de referencia se basa en una relación de confianza, la afinidad y empatía entre personas parecen ser,
a priori, más importantes que el tipo de categoría laboral.
En los centros residenciales, lugares donde se vive y se reciben cuidados a lo largo de todo el día, es lógico pensar que estos cometidos pueden desarrollarlos mejor los profesionales que
pasan más tiempo al cuidado de las personas. De hecho, el estudio referido anteriormente
destaca que en el 82% de las residencias que utilizan la metodología del
profesional de referencia son las/os auxiliares de enfermería o gerocultores/as
quienes asumen estos cometidos. Esta opción presenta ciertas ventajas además de la de la cercanía, como lograr una mayor implicación de estos
profesionales en la búsqueda de una atención personalizada, posibilitar más
autonomía y responsabilidad en el trabajo cotidiano o favorecer el vínculo afectivo
con las personas. Los gerocultores/as en la ACP son una pieza clave y esta metodología facilita el necesario cambio de rol y de posición de este grupo profesional en el equipo y en la organización. Todo ello debe ir acompañado de formación, motivación, tiempo/ratios suficientes y sistemas de
trabajo/comunicación/apoyo con el resto de profesionales.
La reflexión procedente de los profesionales de centros de día apunta a que la asunción de estos cometidos entre los diferentes componentes de los equipos es también una opción válida, debido a su similar implicación en la atención y terapias. En el contexto de cuidados de ayuda en el domicilio donde la coordinación de servicios (sociales, salud, etc.) cobra un especial peso en la atención, profesionales gestores de casos procedentes de servicios sociales de base o de los niveles de atención primaria de salud pueden ser las alternativas más indicadas. En este sentido, cabría subrayar que la misión del servicio es un elemento que se torna sustancial en la aplicación de componentes, intervenciones y elementos metodológicos de los modelos afines a la ACP.
En otros países que vienen liderando cambios en los servicios para personas en situación de dependencia, avanzando hacia la ACP, se insiste en la importancia de contar con profesionales
vinculados a la atención continuada que conozcan bien a las personas, que
puedan y sepan relacionarse desde la cercanía estableciendo relaciones de
confianza y vínculos afectivos. En el ámbito residencial de personas mayores, se apuesta por un mayor protagonisimo y un nuevo rol de los gerocultores/as, quienes cuidan desde sistemas de asignación estable
(sin rotaciones) a las mismas personas y desarrollan actividades diversas de apoyo en la vida cotidiana.
Características de esta figura
profesional como una mayor autonomía en la atención del día a día, la polivalencia, la flexibilidad y la
proactividad cobran una especial relevancia.
Todavía hay muchas
cuestiones pendientes a las que hemos de dar respuesta desde nuestra realidad
cultural y en nuestros servicios. La figura del profesional de referencia en
centros es una metodología que no ha sido aún suficientemente evaluada, siendo imprescindible llevar a cabo estudios que
analicen las condiciones que explican y favorecen su aplicación en los distintos contextos de atención. Un asunto que cobra una especial relevancia es la necesaria
formación de los gerocultores/as para asumir adecuadamente este nuevo
rol de apoyo a las personas, de modo que los cometidos se ejerzan desde una mayor autonomía profesional
pero sin perder de vista el objetivo de la permanente búsqueda del empoderamiento y el bienestar de las personas
mayores, en coordinación y con el apoyo del resto de profesionales.