Presentación
La diversidad sexual y de género es todavía hoy en nuestro país una importante fuente de discriminación social y de vulneración de derechos. Un tema que resulta especialmente tabú en relación a las personas mayores y de dimensiones todavía hoy poco conocidas.
Es un orgullo dar cabida en mi blog a la opinión de Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, buen amigo desde hace muchos años e incansable defensor de los derechos de las personas que presentan orientaciones o identidades sexuales diversas.
Gracias Jesús por tu lucha, por tus reflexiones y por tu presencia en este blog enriqueciendo el enfoque gerontológico de la atención centrada en la persona, desde el cual no sólo se respeta y apoya la diversidad del ser humano sino que se considera un importante valor para la sociedad.
Jesús
Generelo. Presidente
de la FELGTB, Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales
Alto y claro: no sabemos
apenas nada de mayores lesbianas, gais, transexuales o bisexuales. Pero
existen. No hay ningún gen extraño en las personas LGTB que nos disuelva en el
éter a una determinada edad. Sin embargo, la visibilidad de estas personas es
extremadamente reducida. Y, por consiguiente, el conocimiento sobre su
problemática y necesidades específicas.
La generación de mayores LGTB actual proviene de un pasado de represión legal, estigma social y amario como norma y protección. La Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social los encarceló hasta 1979; el número de mujeres lesbianas que pasaron por psiquiátricos y terapias aversivas está todavía por determinar. Lo que fue conocido como el exilio gay alejó a muchas de estas personas de unas familias que no comprendían ni aceptaban su realidad. ¿Nos extraña que tantas y tantos mayores LGTB se encuentren ahora solos y desprotegidos?
La generación de mayores LGTB actual proviene de un pasado de represión legal, estigma social y amario como norma y protección. La Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social los encarceló hasta 1979; el número de mujeres lesbianas que pasaron por psiquiátricos y terapias aversivas está todavía por determinar. Lo que fue conocido como el exilio gay alejó a muchas de estas personas de unas familias que no comprendían ni aceptaban su realidad. ¿Nos extraña que tantas y tantos mayores LGTB se encuentren ahora solos y desprotegidos?
De la situación en las residencias y los centros para mayores el desconocimiento es todavía mayor. Una pequeña investigación pionera nos alerta sobre lo que puede estar sucediendo. En “As long as they keep away from me: Attitudes toward non-heterosexual sexual orientation among residentes living in spanish residential aged care facilities” (Villar, Serrat, Fabà, y Celdrán, 2013) se encuentra una elevada prevalencia de las diferentes formas de la homofobia. Algunos datos nos invitan a reflexionar: el 68% de los participantes en este estudio expresaron algún tipo de reacción negativa frente a la idea de relaciones homosexuales entre residentes; un 30% se alejarían de compañeros LGTB; solo un 19% estarían dispuestos a compartir habitación con ellos. En las entrevistas aparece el miedo al asalto sexual, al abuso, el desconocimiento es muy grande.
Debemos tener en cuenta que
este estudio fue realizado en Barcelona, un ciudad con una gran visibilidad de
la diversidad sexual y de género. ¿Qué está sucediendo en el resto de las
residencias españolas? Ni tenemos pruebas
de que se estén respetando los derechos de este sector de la población ni tan
siquiera de que se estén reclamando.
La Fundación 26 de Diciembre,
dedicada a defender el bienestar y los derechos de los mayores LGTB está
promoviendo una residencia para estas personas. No exclusiva, pero sí
abiertamente inclusiva. ¿Es la solución el aislamiento por orientación sexual o
identidad de género? Indudablemente no. Pero, ¿podemos criticar que haya quien,
ante la situación presente, busque salidas para una necesidad acuciante? Salida
que no es incompatible con el necesario trabajo de reivindicación,
visibilización, investigación y demandas políticas que se realiza de un modo
paralelo, tanto desde la F26D como desde la FELGTB.
Muchas preguntas, pocas
respuestas. Ya no podemos seguir sin tener contestación a todas estas
preocupantes cuestiones. Desde luego, una ley por la Igualdad LGTBI sentaría
las bases para que las administraciones tomaran cartas en el asunto. La
necesitamos ¡Ya! Porque queda un armario muy grande por derribar y tiene las
puertas muy cerradas.
Dos, recomendadas
80 egunean (En 80 días), película dirigida por los directores José María Goenaga y Jon Garaño