Me
gusta mucho, y por esto suelo repetir, la frase de Susan Misiorki (Pioneer Network) cuando acertadamente advierte que la
“Atención centrada en la persona no es un destino, es un viaje que no tiene
fin”.
Un
viaje en el que algunos servicios gerontológicos españoles están ahora
embarcando. Una transformación cultural y organizacional que, sin estar exenta
de dificultades y riesgos, es posible y se está mostrando como beneficiosa no
sólo para las personas usuarias, sino
también para los profesionales y para las propias organizaciones. Además, como
algunos dicen (yo me sumo a esta opinión), abre “un camino sin retorno” porque
propone lo que muchas personas querríamos para nosotros mismos en caso de
precisar cuidados: no perder el control de nuestra vida cotidiana, poder seguir
tomando nuestras propias decisiones y llevar una vida, dentro de lo posible,
acorde a nuestros gustos y deseos.