En los cuidados de larga duración, desde los
modelos de Atención Centrada en la persona, se apuesta por unos servicios
flexibles y menos jerarquizados donde
los/as auxiliares o gerocultores/as adquieren un mayor protagonismo en el
cuidado de las personas mayores. Son quienes, junto con las personas usuarias,
deciden muchas cuestiones en el día a día sin que ello signifique restar papel
ni importancia a otros profesionales.
En el caso de las residencias, cuando se aplica la
ACP, la organización del trabajo por tareas y horarios fijos se abandona por un
modo de vida hogareño, más flexible y personalizado, para así poder adaptarse y
respetar los hábitos y preferencias de las personas. Para hacer realidad esta forma
de entender la atención, el auxiliar y gerocultor/a es fundamental, dada su
cercanía y presencia continuada.
Profesionales suficientes, formados y comprometidos
Los/as auxiliares o gerocultores/as son profesionales
imprescindibles para llevar a la realidad las propuestas de la ACP. Sin ellos y
ellas no es posible. En estos modelos, frente a los asistenciales
tradicionales, estos profesionales tienen mayor autonomía y responsabilidad en
la atención personalizada. No son simples ejecutores de pautas prescritas por
otros profesionales. No actúan como meros “dispensadores de atenciones
corporales”, sino que se convierten en acompañantes que protegen, cuidan,
apoyan y empoderan a las personas para
que, en la medida de sus capacidades, puedan seguir dirigiendo su vida y que
ésta se desarrolle en condiciones que respeten su dignidad. Un cambio de rol de gran calado que requiere
confianza y reconocimiento por parte de
la organización y compañeros, formación, tiempo para poder cuidar adecuadamente
y apoyos.
En una entrada de este blog titulada La
Atención Centrada en la Persona…y los profesionales ¿qué? señalaba la
importancia de los profesionales en la
aplicación de la ACP destacando algunos aspectos en relación a la calidad
asistencial como la adhesión a la filosofía valores de la ACP, la formación, el
trabajo en equipo y la suficiencia de recursos humanos (Bowers et al., 2007;
Bowman & Schoeneman, 2006; Innes et al., 2006; Cobban, 2004).
Creo
necesario insistir en la idea de que la suficiencia y la cualificación de
los/as profesionales son requisitos necesarios para garantizar una buena
atención, pero no es la única condición para lograr una buena atención. Si el
incremento y la cualificación de los recursos humanos no se conducen
desde un modelo de atención y un sistema organizativo que ponga en valor a las
personas, que humanice la atención, que favorezca un buen clima laboral, quedan
en meros logros laborales con escasa capacidad para mejorar la calidad de los
cuidados.
Pero en relación a los y las auxiliares/gerocultores,
además de la indiscutible necesidad de contar con una ratio suficiente y una
formación adecuada para desempeñar este nuevo rol de acompañante que permite la
escucha y dar respuesta a las distintas necesidades de las personas, hay dos
aspectos de especial relevancia que suelen ser destacados como condiciones
necesarias para aplicar modelos ACP que no siempre son bien recibidos cuando se
plantean como cambios en las organizaciones: la polivalencia y la asignación
permanente. Creo que es importante compartir algunos datos y consideraciones al
respecto.
La necesaria polivalencia del auxiliar y del gerocultor/a
La polivalencia de los auxiliares y gerocultores/as
viene siendo señalada como una característica especialmente relevante en la
aplicación de modelos ACP. Tiene su principal argumento en la
necesaria continuidad en el cuidado por parte de quien dispensa atención en la
primera línea.
Para avanzar hacia la ACP es imprescindible
fortalecer y apostar por una categoría profesional de atención directa continuada,
suficiente y bien formada que sea polivalente y
desarrolle cometidos de atención integral y personalizada para que las
personas mayores tengan apoyos en la realización de su actividad cotidiana y no
solo en cometidos relacionados con cuidados básicos (aseo, higiene,
vestido, alimentación…). En nuestro
sector muchos de estos profesionales desempeñan estas tareas asistenciales sin
poder implicarse a penas en otros aspectos del cuidado y vida. En algunos casos
es por falta de recursos y tiempo, en otros por entender que esto no es parte
de sus competencias o tener un sistema muy jerarquizado de atenciones
profesional.
A modo de ejemplo de cómo innovar en este campo, cabe
mencionar la figura profesional, el Shahabaz (en plural
shahbazim), palabra de origen persa que significa halcón real, desarrollada por el pionero modelo norteamericano Green House, precisamente
para romper con los roles rígidos de la atención tradicional residencial donde
los gerocultores/as desempeñan funciones muy limitadas y habitualmente prescritas por otros
profesionales.
En cada casa los shahbazim proporcionan
una atención integral desde la polivalencia y la flexibilidad. Realizan
cuidados personales pero también otras actividades relacionadas con la preparación
de comidas, lavandería, y especialmente la escucha y el apoyo individualizado a
las personas, contando con una esmerada formación en los principios del modelo.
Esta sugerente denominación, halcón del rey, quiere, además, subrayar la
actitud de estos profesionales como acompañantes atentos, leales, cercanos y al
servicio de las personas a quienes apoyan. Los shabazim no cuidan solos,
cuentan en cada unidad de convivencia con un profesional (the guide) que
coordina, con profesionales terapéuticos
compartidos que atienden a varias unidades y con un voluntario externo (suele
ser un mayor de la comunidad) que les ofrece su visión y apoyo.
Proponer a los auxiliares y gerocultores este nuevo
rol y competencias es un cambio que debe
hacerse bien y de un modo congruente a la filosofía de este enfoque, desde el
dialogo y el consenso. Porque este cambio no está exento de riesgos, como aprovechar
este modelo para exclusivamente “ahorrar” recursos o caer en la confusión de
que “todos podemos hacer de todo” y renunciar a otros técnicos para ofrecer una
atención integral. En mi opinión, los gerocultores en la ACP deben contar con
el apoyo de otros profesionales para desde
un trabajo en equipo interdisciplinar cooperar en el cuidado de cada persona sin
dejar de implicarse en el seguimiento y apoyo continuado de las personas a su
cargo.
La asignación estable, un aspecto
clave en el cuidado personalizado
Otro asunto que afecta de lleno a este grupo
profesional, tampoco exento de controversia, es el tipo de asignación
(permanente o estable versus rotación) con
las personas mayores que están a su cuidado.
Una creencia muy extendida es la que reza que “estar
siempre con las mismas personas no es bueno para los profesionales ya que
genera estrés, y que por tanto, perjudica
también a las personas usuarias”. Así se justifica la rotación y se viene
considerando necesario “cambiar cada cierto tiempo”, llegando en algunos
centros a tener cambios muy frecuentes. Veamos algunos datos y consideraciones al respecto.
En primer lugar, distintos estudios realizados, tanto en el ámbito
hospitalario como en residencias de personas mayores, apuntan a que existe una asociación
entre estabilidad de los profesionales y calidad asistencial. En esta línea se
ha argumentado que la estabilidad de los profesionales de cuidados, además de
ser una condición básica para permitir el conocimiento de las personas
usuarias, facilita la continuidad de la atención y contribuye a alimentar la
implicación y la responsabilidad en el trabajo (Bowers, 2003; Bowers, Esmond,
& Jacobson, 2000; Caudil & Patrick, (1991-1992); Eaton, 2000, 2001;
Farrell, Frank, Brady, McLaughlin, & Gray, 2006; Farrell & Dawson,
2007; Patchner, 1989; Stadnyk, Lauckner, & Clarke, 2011; Wunderluch & Kohler,
2001).
En segundo lugar, la asignación estable es una
opción habitual en los centros que han optado por avanzar en modelos ACP. Estos
servicios han eliminado los sistemas de rotación considerándolo un elemento
organizativo estratégico. Los equipos
que trabajan ya desde estos modelos opinan al respecto que esto les permite
conocer a las personas, generar vínculos emocionales, una mayor implicación
individual de los profesionales, mejorar el trabajo en equipo así como mayor
satisfacción laboral, menor estrés y menor absentismo (Bowers, 2003; Prieto,
2014).
En tercer lugar, hemos de ser conscientes que estos
beneficios descritos sobre la asignación estable se producen en el contexto de
un cambio en el modelo de atención hacia la ACP. Es decir, que la asignación
estable, como opción aislada probablemente queda corta o incluso en algunos
casos puede no ser tan beneficiosa si no va dentro de un conjunto de cambios
actitudinales y organizativos acordes a estos modelos.
Reducir y si es posible, eliminar, los sistemas de
rotación de los/as auxiliares y gerocultores/as, en un proceso de avance hacia
la ACP, sobre todo en los centros residenciales es un cambio organizativo
necesario. Esto, lógicamente, no debe impedir, que desde el dialogo, antes
ciertas circunstancias, se puedan valorar y proponer ciertos cambios.Precisamos saber más sobre todas estas cuestiones
en los servicios españoles. Tenemos todavía muy poco conocimiento. En un novedoso estudio realizado desde la Universidad de Oviedo en
una amplia muestra de residencias españolas recogimos la opinión de los y las directores/as sobre distintos aspectos ligados
a la aplicación de modelos de atención centrada en la persona, se identifican algunas
necesidades en relación a los gerocultores (Martínez, 2015). En una tercera
parte de los centros se afirmaba la necesidad de incrementar su ratio
asistencial al no considerarla suficiente para poder ofrecer una atención
centrada en las persona. Se consideraba también necesario incrementar y
orientar la formación hacia modelos ACP para garantizar un buen cuidado. También
se concluía la necesidad de avanzar hacia una mayor polivalencia de este grupo
profesional. Por otra parte, solo en la mitad de las residencias que
participaron en este estudio mantenían un sistema organizativo de permanencia
estable de los gerocultores/as con las personas usuarias, con la dificultad que
ello conlleva para conocer a las personas y poder ofrecer una atención
realmente personalizada de quienes allí viven y son atendidas, especialmente en
los centros grandes. Datos que indican lo mucho que todavía queda por hacer.
Diálogo y consenso desde una
visión global
Muchos actores son imprescindibles en este cambio.
Las instituciones públicas y entidades privadas, asumiendo el esfuerzo organizacional que esto implica (liderazgo y compromiso en el cambio hacia un modelo de atención centrado en las personas, con dotación suficiente de profesionales formados en el modelo).
Los sindicatos de trabajadores defendiendo las mejoras laborales desde un marco referencial de la atención que apueste por la calidad/dignidad asistencial desde el reconocimiento de los derechos de las personas usuarias, no solo de los derechos laborales, y evitando quedar en demandas aisladas referidas exclusivamente al el incremento de plantilla o alimentadas por reclamaciones corporativas.
Las familias, personas usuarias y organizaciones de mayores defendiendo la calidad de los servicios desde una mirada que ponga en el centro el ejercicio de derechos y los cuidados dignos y no solo las instalaciones y condiciones materiales. Los profesionales, individualmente y en equipo, mostrándonos abiertos a la revisión de lo que venimos haciendo, venciendo nuestros miedos, atreviéndonos a abandonar nuestra “zona de confort”, demandando las necesarias mejoras pero también aceptando cambios organizativos que sean justificados y hagan posible servicios eficientes.
Se precisa diálogo y consenso, buscando opciones posibles y prudentes, basadas en el conocimiento documentado y sin perder que la referencia debe ser siempre la búsqueda del bienestar y el respeto a los derechos de las personas
Las instituciones públicas y entidades privadas, asumiendo el esfuerzo organizacional que esto implica (liderazgo y compromiso en el cambio hacia un modelo de atención centrado en las personas, con dotación suficiente de profesionales formados en el modelo).
Los sindicatos de trabajadores defendiendo las mejoras laborales desde un marco referencial de la atención que apueste por la calidad/dignidad asistencial desde el reconocimiento de los derechos de las personas usuarias, no solo de los derechos laborales, y evitando quedar en demandas aisladas referidas exclusivamente al el incremento de plantilla o alimentadas por reclamaciones corporativas.
Las familias, personas usuarias y organizaciones de mayores defendiendo la calidad de los servicios desde una mirada que ponga en el centro el ejercicio de derechos y los cuidados dignos y no solo las instalaciones y condiciones materiales. Los profesionales, individualmente y en equipo, mostrándonos abiertos a la revisión de lo que venimos haciendo, venciendo nuestros miedos, atreviéndonos a abandonar nuestra “zona de confort”, demandando las necesarias mejoras pero también aceptando cambios organizativos que sean justificados y hagan posible servicios eficientes.
Se precisa diálogo y consenso, buscando opciones posibles y prudentes, basadas en el conocimiento documentado y sin perder que la referencia debe ser siempre la búsqueda del bienestar y el respeto a los derechos de las personas
Cada vez contamos con más evidencias
que muestran que vivir ser cuidado, cuidado, trabajar…relacionarse desde la
ACP genera beneficios no solo para las personas mayores (calidad de vida) sino
también para los profesionales (mayor satisfacción, menor estrés y burnout) y
para las organizaciones (menos conflictos, mejores resultados).
Un esfuerzo, que escuchando a los centros, responsables,
equipos, personas usuarias y familias que ya han optado por el cambio, merece
la pena.
Gracias Teresa por la reflexión. En la jornada sobre AICP que tuvimos la ocasión de compartir en Valencia, algunas/os de las/los gerocultoras/es se quedaron con la sensación de que la "culpa" de ciertas conductas recaía en el eslabón de la cadena que les correspondía. Desde las direcciones de los centros insistimos en que estamos cambiando y aplicando nuevos modelos de atención, y después ese eslabón imprescindible de la cadena, no se incorpora a los equipos de trabajo, son los peor pagados, no se tienen en cuenta sus opiniones, están rotando continuamente.. Con algunas de las ratios con las que se trabaja NO PUEDEN HACER MAS. Es junto e imprescindible ya reconocer el trabajo que las/os auxiliares realizan; aprovechar el conocimiento real que tienen de los usuarios.
ResponderEliminarA lo mejor, debemos a empezar a formar a directivos y responsables organizativos sobre lo imprescindible de algunos profesionales, su reconocimiento y valoración; que entendamos que todos somos importantes; y que lo digamos, lo comuniquemos. Si no existe ese reconocimiento real y público nunca conseguiremos una implicación total de la organización en la asunción de nuevos modelos en el cuidado.
Seguro que volverás a hablar de este tema tan importante.
Gracias de nuevo
Javier,
EliminarMe ha gustado su reflexion super realista.
Gracias
Me ha encantado la descripción y reflexión sobre el papel del verdadero (o más bien) verdadera protagonista de la atención en residencias, centros de día y en ayuda a domiclio. Sin embargo no he sido capaz de dejar de pensar en la publicación de las tablas salariales del VI Conenio Marco de Servicios de Atención la Dependencia para 2017, recientemente publicadas. Necesitamos profesionales de lujo pero sólo les podemos pagar un salario base de 987 Euros al mes. ¿Alguien más ve el problema?.
ResponderEliminarboe Siguiendo con lo que os envié en marzo, finalmente se han publicado en el las tablas salariales para 2017 del convenio marco de atención a la dependencia que rige en la mayoría de comunidades autónomas.
ResponderEliminarHola a todos.
ResponderEliminarMuy bonito el programa de ACP.
Poco realista con las cargas de trabajo del auxiliar.
Mientra no se ajusten la rátio por humanidad con la realidad de la atencion digna a la persona , todo esto és un postureo...
el trato y los valores del gerocultor estan por el suelo,estres, mal pagados,mal valorados los sueldos son fatales no hay una normativa q regule el salario real de estos puestos de trabajo las empresas hacen lo q quieren con los empleados al menos en la q yo estuve es muy mal pagado este trabajo
ResponderEliminarEstoy muy interesado en el modelo acp, creo que también es importante cambiar la mentalidad de algunos cuidadores, que tienen algunas costumbres adquiridas y le tienen miedo a los cambios
ResponderEliminarPerdone Pirro garcia, lo que hay que cambiar es la mentalidad de muchas otras personas para que valoren el trabajo y la profesionalidad de gerocultores/ras, auxiliares y cuisadores/as. Sin estos profesionales muchas personas no tendrian una vida digna o no estarian atendidas. ;)
EliminarMuy buena reflexión. Es un punto de vista muy interesante sobre los cuidados a la tercera edad
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