28 de junio de 2015

Liderar cambios, vencer resistencias. Por Teresa Martínez








     Los procesos de innovación y mejora en cualquier organización suelen ir acompañados de dificultades y resistencias. Las personas, los grupos, nos adaptamos a las demandas del entorno y de la vida cotidiana, en parte, través de las rutinas. Esto puede hacer que, en ocasiones, los cambios se vivan como algo incómodo,  estresante o incluso llegar a resultar amenazantes.

     Esto sucede especialmente en las organizaciones de escasa cultura participativa, poco abiertas a la revisión y en las que preside un clima laboral complejo. En un reciente estudio realizado en una amplia muestra de centros residenciales y de día españoles se ha encontrado que  el  clima organizacional negativo  y  los factores de burnout en los profesionales de atención directa (alto agotamiento emocional, tendencia al trato despersonalizado y baja realización personal en el trabajo) se asocian a un menor grado de atención centrada en la persona (Martínez, Suárez-Álvarez, Yanguas, y Muñiz,  2015). Situación de partida, sin duda dificultosa, que tras ser identificada aconseja programar un proceso de cambio que intervenga sobre estas variables.